Mi Sol
Antonio Chaurand
Llegó a San Miguel de Allende para estudiar Artes Visuales en el Instituto Allende y se enamoró de la tranquilidad del pueblo. El maestro que lo motivó hacia la pintura fue Guillermo Guerrero y después estudió con Miguel Ángel Garrido. En esta época tecnológica prefiere hacer la obra, construir su prensa para grabado, palpar los materiales.
Antonio Chaurand nació en Celaya, Guanajuato, en 1989. Cursó la licenciatura en Artes Visuales en el Instituto Allende, en San Miguel de Allende, Guanajuato (2008-2012). Continuó su formación en pintura con los maestros Guillermo Guerrero (2010) y Miguel Ángel Garrido (2001). Ha sido miembro activo del colectivo Veinteparalascuatro. Desde los inicios de su formación, ha participado en numerosas exposiciones colectivas en foros importantes de su estado natal.
De manera individual, destacan sus muestras Estructuras humanas, presentada en la Galería Manuel Chacón (2012), y Vibración sensible, en la Galería YAM (2014), ambas en San Miguel de Allende. Su más reciente exposición, Huésped, se exhibió en la Galería Jorge Alberto Manrique de la Casa de Cultura de Celaya, Guanajuato (2015). Su trabajo fue reconocido al obtener la beca del Programa Jóvenes Creadores, que otorga el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (2014-2015). Además obtuvo el Primer Lugar en el Concurso Estatal de Pintura 2011, Homenaje a Luis García Guerrero, en el marco del II Festival de Verano en Guanajuato, Guanajuato. Fue seleccionado para la VI Bienal Nacional de Artes Visuales de Yucatán (2015). Reside y trabaja en San Miguel de Allende, donde ha consolidado su taller. Actualmente continúa explorando la cotidianeidad y el costumbrismo en su pintura.
El pintor y dibujante, Antonio Chaurand, convocó un vaticinio al realizar este dibujo dos meses antes de la partida del Maestro Chávez.
Es un autorretrato del pintor muerto dentro de un ataúd, con las dos monedas de plata que exige el barquero que transportará al destino sin retorno. El “Por ti yo dejé de pensar en el mar, por ti yo dejé de fijarme en el cielo” canta al amor que se ha perdido, a ese, que nos deja sin más armas que nuestro lamento, y así se fue Óscar, y nos dejó sin más armas que repetir sus canciones. En la conversación confiesa su asombro, “es tal el desamor de la canción, que dice: Por ti estoy muerto de amor, tan enfermo. Que pensé en ponerme a mí de muerto”. En un homenaje, el dibujante se retrata presintiendo al poeta muerto, “cuando vi la noticia del maestro en Internet, dije: y pensar que estábamos a punto de… porque la idea era hacer las grabaciones a principio de marzo, y ya no pudo estar el maestro”.
El joven maestro dibujante, se asoma sin saberlo al destino y recrea lo inevitable. El amor se va y no podemos detenerlo, así como la vida, y nos quedamos, “me ha dado por llorar, por ti, la ternura se niega conmigo, por ti la amargura me sigue y la sigo”, es la vida, es la cotidiana aventura de nuestra fragilidad, y nos dice Óscar, que “mis anhelos se vuelven contra mí”.
Nos dejó sin una charla, nos quedamos sin escucharle, realizamos la entrevista y sentimos su ausencia, y Antonio se lamenta “ni siquiera hubo tiempo para el duelo, pero está bien porque, esto es un homenaje…”. El dibujo que iba a ser una interpretación de la canción, se convirtió en una ofrenda a ese poeta que se fue, y Antonio recuerda: “Siempre me pareció muy poética la idea de las monedas de plata en los ojos para pagar el barco que te va a transportar al mundo de los muertos, me parece tan increíble la idea que, me encantaría que cuando me muera me pongan unas monedas en los ojos. El simbolismo que representa es muy profundo, muy interesante”. El maestro Óscar Chávez se lleva sus monedas, el barquero lo conducirá a la inmortalidad del arte.
Mi Sol
Óleo sobre tela
133.8 x 133.8 x 7.5 cm
2016
La anécdota de su pintura es la inasible presencia de la luz, es personaje, búsqueda, misterio.
REALIDAD PICTÓRICA
En la escuela que tuve de pintura hay una búsqueda mediante el color y los campos de color. Hacer entender cualquier figura, fondo o tipo de luz solamente con el uso de los campos de color, esto poco a poco me fue obligando a abstraer y a incluir menos detalles, a decir más cosas con menos materia. Es un proceso, inicié relativamente más realista para aprender la técnica y para ir aprendiendo cómo lograr esta abstracción con menos elementos, más austero para que se vuelva más expresivo. Lograr expresar con una pincelada horizonte, luz y profundidad en vez de que con muchas es a lo que intento llegar.
LUZ INTERIOR
No es un decisión consciente, es más bien una intuición, me resulta más interesante pintar la misma imagen pero con una luz distinta. El sentido emocional de la luz es algo que siempre está conmigo. También he hecho paisaje al natural, tengo una serie que hice con Miguel Ángel Garrido, nos salimos a pintar y es un ejercicio muy distinto convivir con el paisaje, estar bajo el Sol, incluso con la lluvia, con los moscos, con el calor que te quema el cuello, pero hay algo en el interior que me hace sentir más cómodo. Soy muy territorial, muy de mi espacio, y cualquier proceso pictórico es autobiográfico, proyectas inconscientemente tus traumas, frustraciones, gustos, tanto lo bueno como lo malo, supongo eso son mis interiores.
LUZ PICTÓRICA
Me voy por la luz y por la composición, a veces veo una foto y ni siquiera he revisado el contenido temático o lo que sea, pero sé que no la quiero, y a veces veo una y digo ésta y ni siquiera veo quién está ahí o qué está pasando y veo la luz, los contrastes, los colores, es lo primero que me atrapa para decidir pintarla o no.
CONTINUIDAD DE LA REALIDAD
Cada serie, incluso cada cuadro individualmente, funciona distinto desde el principio, no siempre abordo un cuadro de la misma manera, a veces hago un dibujo más detallado, a veces son sólo cuatro líneas que me indican dónde están las cosas y a partir de ahí empiezo a construir. Hay veces que he tenido bien claro lo que quiero en una serie, sobre ese tema en específico, de tantos cuadros o tantos tamaños. En ocasiones simplemente empiezo a pintar y luego me doy cuenta que esos cuadros juntos forman una serie, pero no tengo una metodología específica de cómo empiezo o cómo termino una serie. El mismo proceso me va indicando qué tanto debo hacer y qué tanto tengo que recortar.
EL SOL DE ANTONIO CHAURAND
No quise caer en un Sol muy predecible, en la playa o el jardín. Para empezar me gusta mucho pintar interiores donde está entrando una luz, porque la luz se vuelve un personaje. Mi intención fue que la luz del Sol fuera otro personaje ahí presente y que no fuera tan evidente que es un cuadro sobre el Sol. Me llamó la atención la intensidad del Sol entrando desde afuera y haciendo estos reflejos en los azulejos, en la orilla de la cabeza, en las máquinas, en todas las esquinitas. La calidez del bebé en el centro irradia luz como el Sol.
El Sol es una metáfora del amor, en el centro de la composición está la madre con su hijo recién nacido en los brazos, la luz blanca que entra por la ventana ilumina toda la habitación y sin embargo el niño emana su propia luz. Antonio Chaurand hace del Sol la fuerza que ejerce el amor cuando se convierte en el centro emocional de nuestra vida. La fragilidad y vulnerabilidad del niño hace un delicado contraste con el poder que tiene, es un astro que alumbra y da dirección, el trayecto de las órbitas son sus gestos, deseos, necesidades. El amor materno se vierte generoso sobre el niño, su calor lo alimentará cada día.