Sandra Pani

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Sandra  Pani

Nació en 1964 en Ciudad de México. Trabaja con materiales naturales como tintas de cochinilla, sedas, mantas, en labores de gran introspección, de silencios. Ingresó al SACI Studio Art Centers International en Florencia, Italia, y luego estudió en la Chelsea School of Art de Londres en 1988. De regreso a México ingresa a la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Quote Trabajo con el sufrimiento encarnado

Su obra es parte de un análisis exhaustivo que hace de su psique, su cuerpo y el universo.

LA NATURALEZA

Tengo un vínculo muy poderoso con la naturaleza, y desde siempre he sido una observadora de los objetos que me encuentro: las piedras, los huesos. Me asombra profundamente el hecho de cómo todas las cosas vivas se parecen. Es como si la esencia de las cosas se hiciera visible a través de esas similitudes que existen; por ejemplo, muchas semillas me recuerdan la columna vertebral, otras parecen dos pulmones, riñones. Hay una similitud en cuanto a las formas, pero también hay una similitud simbólica y psíquica muy poderosa. Mi estudio está lleno de pequeños objetos que me recuerdan que formo parte de algo más grande, de la naturaleza, del universo.

EL CUERPO

Es una armonía total, siento esa conexión por todo el trabajo que he hecho acercándome a la corporalidad desde la experiencia de tener mi propio cuerpo, y qué se siente tener un cuerpo, y, por ejemplo, cómo se vincula con los árboles. Nuestra verticalidad es la verticalidad de un árbol; el tronco del árbol es nuestra columna vertebral; todas las ramas, un árbol bronquial dentro de los pulmones.

SENTIR LA EXISTENCIA

Es un estado muy delicado. Creo que la conciencia y la hipersensibilidad son un don, pero también tenemos que aprender a protegernos, porque si estás demasiado abierto a ver ya no puedes caminar, ya no puedes salir al mundo porque hay muchas cosas que te lastiman. Se compensa con la experiencia luminosa, aunque te pueda cegar, pueda ser tremenda. Ése también es el trabajo del artista, debes mantener ese delicado equilibrio, tienes que escucharte.

ANÁLISIS INTERNO

Llevo 20 años en análisis junguiano, y tengo un profundo compromiso con mi crecimiento psíquico y personal; ha sido un instrumento maravilloso para el acercamiento de mis imágenes. La mayor parte de mis imágenes viene de adentro, y muchas veces son sueños o imágenes que están empujando y que quieren salir, y no sé ni de dónde vienen, ni qué traen consigo, y esa distancia me permite analizarlas. Bacon decía que los verdaderos artistas eran capaces de ser muy duros con su juicio. Poder juzgar qué tan riguroso eres en tu juicio de la obra. Esto me permite distanciarme formalmente y analizar la obra, y llevarla al punto más alto de equilibrio, de fuerza.

PSIQUE Y CREACIÓN

Trabajo con el sufrimiento encarnado de mi vida personal. Todas estas experiencias dolorosas de desmembramiento las cargo y las deposito en las imágenes, y no desde un punto de vista de regodeo o de morbo de lo doloroso, sino para conocerlo y trascenderlo. Estas imágenes que vienen de lejos, del inconsciente, traen una carga muy poderosa que, en mi proceso personal, es muy importante descifrar. ¿Por qué de repente empiezo a utilizar más un elemento que otro, de qué estoy hablando cuando hago más pulmones o más columnas con manos o trabajo con elementos como nidos o tortugas? Son símbolos que tienen que ser descifrados a posteriori. Tratar de entender me ha abierto a profundizar en la búsqueda de mi identidad, en eso radica la cuestión de usar mi propio cuerpo. Es uno de los detonantes más fuertes: ¿quién soy?, ¿qué soy? Mis imágenes son mapas psíquicos de quién soy.

LA TIERRA EN EL MURAL DEL MILENIO

Fue una imagen que salió totalmente intuitiva. He trabajado mucho con la idea del cuerpo-mapa que se va diluyendo y que se vuelve un territorio, un paisaje. Empecé poniendo un cartón de mi propio cuerpo encima del cuadro, la silueta de mi corporalidad, y marqué pequeñas líneas que se convirtieron en raíces. Pensé en la idea de regresar a la Tierra, del entierro, de cuando mueres y te vuelves a integrar a la Tierra. Cuando salió la imagen, utilicé un verde más azuloso, y vino mi hija y me dijo: “mamá, parece el mar, parece un mapamundi”. Tiene una referencia casi invisible de la columna vertebral. El cuadro se llama De ser de Tierra. Mi acercamiento a mis temas es una experiencia muy profunda de convertirme en algo, en Tierra, en árbol, una disolución de mi persona en la Tierra.

 

La fecundidad de la Tierra es una característica femenina. En la obra de Sandra Pani su cuerpo es motivo de creación, investigación e inspiración. Consciente de la relación viva que tenemos con la Naturaleza estudia esta comunicación sensorial entra la Tierra y su ser. En su pintura el elemento Tierra es una isla dibujada con la silueta de su cuerpo, Sandra se define como continente y contenido de su psique. Podemos seguir en la pieza sus huellas, las impresiones de sus manos, los colores puros de evocación vegetal. Esa isla que la individualiza, la separa y al mismo tiempo la integra a la naturaleza, un cuerpo en el que circula como clorofila su propia sangre.


Óleo sobre lino
172 x 121.8 x 5 cm
2015

   
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