Barry Wolfryd

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Barry  Wolfryd

Nació en Los Ángeles, California. El artista inició su formación en 1972 en el Colegio Comunitario Housatonic en Bridgeport, Connecticut, y a los 22 años se mudó a Cholula, donde continuó sus estudios en la Universidad de las Américas.El artista ha difundido su obra en más de 40 exposiciones individuales y en alrededor de 120 muestras colectivas, en museos, instituciones y galerías de varios países

Quote Los elementos universales son el camino más rápido para ser entendidos.

Barry Wolfryd nació en Los Ángeles, California, pero ha dirigido la mayor parte de su carrera artística en México, donde ha vivido durante los últimos 40 años.

Las influencias de la música de los sesenta de Dylan a Frank Zappa y la escena artística de Nueva York inspiraron a Wolfryd a realizar sus primeras pruebas creativas. Estas experiencias desarrollaron una base ideológica que él vincularía con la cultura por medio de la conciencia histórica y la crítica social. Inició sus estudios artísticos en 1972, en el Colegio Comunitario Housatonic en Bridgeport, Connecticut, EE. UU. Se mudó a México con tan solo 22 años de edad, llegó a Cholula, Puebla y comenzó sus estudios en la Universidad de las Américas. En 1975 se matriculó en el Instituto Allende en San Miguel Allende, Guanajuato, México.

En 1982, estudió en el Chicago Art Institute y en 1984 en el Instituto Nacional de las Artes en San Luis Potosí, México.

En 1985 se mudó a la Ciudad de México, donde se convertiría en un activo artista, parte del movimiento que superó a "La Ruptura" de la generación anterior de artistas como José Luis Cuevas y Manuel Felguérez.

Desde 1986 ha tenido más de 40 exposiciones individuales y ha participado en más de 120 muestras colectivas en museos y galerías de México, Sudamérica, Europa, Estados Unidos y Japón. Siendo las exposiciones más recientes en el Meštrović Pavilion del Museo HDLU en Zagreb, Croacia; el Museo Arocena en Torreón Coahuila, México; l’Ex Cartiera Latina, Roma, Italia; Art House Holland, Lisboa, Portugal; Museo de Arte Contemporáneo de Vidrio de Alcorcón, Madrid, España.

En 1998 fundó el espacio experimental Out Gallery, que junto con otros proyectos como Salon dés Aztecs, La Zona, La Quiñonera y Epicentro fomentaron la creación de una dinámica escena artística en la Ciudad de México. Wolfryd volvió por una breve temporada (2005-2008) a su natal LA, California, donde abrió un taller en The Brewery, un conglomerado de más de 150 estudios de creadores artísticos. De regreso en México, su trabajo artístico tomó una nueva dirección, con un enfoque político y social, planteando discursos anti consumistas de tono irónico y mordaz.

Series pictóricas como Cuentos en la sombra (2007-2010), Transferencias (2009-2011) y Honey, I’m home! (2011- 2012), plasman las complejidades de las relaciones interpersonales, los absurdos en la vida cotidiana y la violencia que sufre México, resultado del crecimiento del crimen organizado. Wolfryd desarrolló un lenguaje pictórico propio, basado en el uso de símbolos y elementos iconográfico que lo ha expandido a otras disciplinas y materiales como la gráfica, la escultura en cerámica, el collage y la intervención de objetos. Desde 2014, Wolfryd ha integrado un cuerpo escultórico en vidrio, colaborando con emblemáticos atelieres como Berengo Studio, Ars Murano, en Murano, Italia, así como la Real Fábrica de Cristales de La Granja, Segovia, España. Encontrado en el vidrio un material ideal para transmitir la fragilidad de las narrativas del mundo contemporáneo.

En 2022 publica su primer libro Semiverdades Half-Truths, una publicación bilingüe que revisa, sin intención cronológica, su heterogénea producción artística de los últimos veinte años. La obra se acompaña de breves textos resultado de entrevistas a críticos, curadores y coleccionistas de Wolfryd. La obra de Barry Wolfryd se encontra en colecciones privadas como institucionales de México y del extranjero.

Ha sido revisada por destacados curadores y críticos como Maria Campitelli, Mohamad Benhadj, Jorge Juanes, Merry McMasters, Aldo Flores, Mónica Mayer, José Manuel Springer, Santiago Espinosa de los Monteros, Érik Castillo, John Mason Hart, Andrés de Luna, Luis Carlos Émerich, Luz Sepúlveda, Fernando Gálvez, Carlyn Aguilar, Luis Ramaggio , Sergio C. Fanjul.


Óleo sobre tela
172 x 122 x 7.3 cm
2015

   

Juguetes, anuncios antiguos, envases de comida, la vida cotidiana se convierte en un vehículo para una crítica social.

JUGAR ES PELIGROSO

A lo mejor es un poco junguiano, tiene menos que ver con la infancia, más bien tiene relación con algo simbólico que representan los juguetes, porque los juguetes son objetos para niños, pero simbólicamente representan muchas más cosas, son valores entendidos.

CONFRONTACIÓN DE JUGUETES

Mi obra está basada en comentarios sociales, en conflictos caóticos de la vida, lo no razonable, cuestiones íntimas, interpersonales. Un día vi a mi hijo que estaba jugando en el piso con su caja de juguetes. Tiene juguetes de dos tipos: unos más orgánicos, más indígenas, hechos de paja, de madera, de barro; y otros que son de plástico con pilas y todo. Ahí hay un encuentro cultural. La primera serie de obras que hice con los juguetes trató de este encuentro cultural de dos mundos. México estaba pasando por la entrada del Tratado de Libre Comercio, a principios de los años noventa, y traté de explicar lo que sentía de esta temática. Siempre he tenido interés en elementos iconográficos, he reunido muchos juguetes que son piezas de hace 40, 50, 60 años que tienen cierta nostalgia agregada. Son imágenes que si estás en Pakistán, en México o Francia, se reconocen estos elementos. Todos hemos jugado con ellos, con muñecas o armas. Preparan a los niños para cuando sean adultos.

JUGAR A SER SOCIALES

Creo que cualquier persona que quiere decir algo, comunicar, tocar música, algún compositor, bailarina, busca elementos universales que son el camino más rápido para ser entendidos. Son mensajes directos, todo el mundo reconoce los cubos con el alfabeto o el coche, lo que es muy simplificador. Hace años hice una serie llamada “Baby limbo”, donde todo era representar niños fuera del alcance, que no tiene franquicia aquí en la sociedad. Usé el muñeco que viene en la rosca de pan y un bebé pelón que compré en el Mercado de San Marcos. Esos fueron los elementos para representar a los niños de la calle. No fue necesario retratarlos, los juguetes se convierten en los niños abandonados.

JUGAR CON COMIDA

Hoy en día la lata de sopa Campbell’s tiene muchos valores entendidos. Después de 50, 60 años en el ojo del público representa más de lo que es. Cuando yo la usé, ya tenía tanta historia agregada que representaba otro tipo de cosa: las multinacionales, la comercialización de la comida, la forma en que venden, muchísimas cosas que a lo mejor no puedes explicar verbalmente pero que intuitivamente entendemos por completo. Tomé una caja de galletas de animales, puse un juguete —creo que de la marca Plastimarx— e hice una historia de ladrones y policías. El juguete es un ladrón apuntando con una pistola, y se llamaba Asalto a la naturaleza. Eso es lo que sucede si juntas dos cosas que tienen finalidades distintas, dices: “¡Ah!, estamos aquí; eso es por el tema de la naturaleza”.

JUGAR CON FUEGO EN EL MURAL DEL MILENIO

Primero fui por una de mis cajas de props y empecé a armar una escultura, pensando en el Fuego que se puede representar de muchas formas, para no tener que ser literal. El término en inglés es “Fire Power”, que es la potencia de un arma de Fuego, y en inglés tiene un doble sentido. “Fire Power” es el poder que tiene un cañón, una pistola o un arma. Está en el centro de la pintura, es la pistola de juguete, con un dado saliendo. Toda la propuesta óptica no es exclusiva de la guerra, pero sí de la violencia, de los disturbios sociales. Ahí hay un héroe tratando de rescatarnos de eso y siempre ponemos a los héroes arriba de todo. Trabajé de forma muy intuitiva, porque hacer un elemento más literal habría sido el cerillo que ya no se prendió y nada más está echando humo. Puse la lagartija de hule como si fuera un dragón. Están las víctimas de la violencia y los misiles, las bombas, el blanco que está al pie de un bebé, un pie en el Fuego, en un lugar muy difícil. Hay un obrero tratando de dar palazos a todo para apagar el Fuego pero ¿cómo va a hacer eso?

Los juguetes y los juegos infantiles son una reproducción del mundo adulto, cada elemento nos entrena y conduce para la vida futura en una inútil preparación, porque a nadie sabe con anticipación cuál es su destino. Barry Wolfryd pinta composiciones con juguetes y hace un análisis social de su entorno, representa al elemento Fuego en una expresión que se prolonga en dictamen de la violencia, Fire power define la potencia de un arma. Una pistola, y la víctima, un bebe de plástico, arriba el héroe que recrea a San Jorge y el dragón con un luchador y una lagartija. El color y la reunión de elementos recuerda que la vida es un juego peligroso.

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