¿A dónde va nuestro amor?
Carmen Parra
“¿A dónde va nuestro amor? Si cada día en nuestro cielo hay un sol en agonía. ¿A dónde va nuestro amor? Yo me pregunto, y no me sé contestar por cobardía”.
Nace en la Ciudad de México en 1944. Es hija del arquitecto Manuel Parra y de María del Carmen Rodríguez Peña. Artista multidisciplinaria, polígrafa, de 1959 a 1964 comenzó su formación artística estudiando teatro en la Escuela Nacional Preparatoria número 5 de la unam e inició sus estudios de antropología social en la Escuela Nacional de Antropología e Historia en la Ciudad de México.
Ciudadana del mundo, ávida de conocer todas las expresiones artísticas, estudió diseño gráfico para el cine en el Royal College of Arts de Londres, pintura en la Academia de Bellas Artes de Roma, en 1964 y música en el Instituto Villalobos de Río de Janeiro. Finalmente regresa a México y concluye sus estudios en La Esmeralda. Estas experiencias fueron el parteaguas de su trayectoria creativa.
A lo largo de su incesante actividad plástica, Carmen Parra ha generado una hermandad con los artistas novohispanos para rescatar su tiempo, su iconografía —altares, espacios arquitectónicos, ángeles, arcángeles, águilas, mariposas y flores cohabitan en su obra. El mundo de El Aire puebla su sueños. A través de su pincel y de su inagotable imaginación transcribe su experiencia, creando un lenguaje propio.
Para Carmen Parra, las raíces de México son sus propias alas; se declara veedora de la Nación
Carbón y tinta sobre papel
50 x 30 cm
2020
¿A dónde va nuestro amor? - Angélica María
Amistad y música, la vida suena como una canción. Era 1970, después de la gran revolución social del 68’ y Carmen Parra era una joven pintora, artista rebelde que regresaba al Arte Novohispano para llevarlo a su propia vanguardia. Eduardo Magallanes y Mario Molina componían ¿A dónde va nuestro amor?, que, en la voz de Angélica María, pusieron a cantar a millones de personas.
Al imaginarme ese título y esa canción, que además yo fui amiga de Angélica María, que fue “novia de México”, cuando hizo Marat-Sade, dirigida por Juan Ibáñez… Es la idea de viaje, que es la vida misma, un barco y un corazón que siempre se disuelve en un pasado y se vuelve presente en el presente, esa es mi versión de ¿A dónde va nuestro amor?”.
Al hacer esa pregunta, tratamos de evadir la respuesta, a veces el amor se va a dónde no queremos o no podemos ir, y Carmen sin dudar, sabe del amor: “A la eternidad. Es eterno. Nos acompaña siempre”.
La letra de la canción es el inicio de una novela, “No sé exactamente qué pasó, que todo de repente ya cambió, en nuestro diariamente lo bonito, tristemente terminó”, en ese final la trama comienza, el largo camino del desamor.
En la actualidad alimentamos la pretensión de que se está inventando todo, que la libertad y la exigencia por los derechos son de hoy, y Carmen, que vivió en esos años convulsos, dice: “Las mujeres en mi ámbito artístico siempre estamos en la lucha porque, para ser artista, hay que ser valiente. Porque tienes que demostrar tu mundo interno, y al mostrar tu mundo interno, te expones. Eso es un acto de valentía. Las artistas que han circulado en el siglo XX, mexicanas, han hecho cosas extraordinarias, y han abierto caminos a todas las que seguimos atrás”. El arte abre caminos, nos da libertades, nos permite crear mundos para habitar esta realidad.
La vida se transforma, hubo un cambio para las mujeres entre el 68 y los años que siguieron: “Cuando yo era joven, vivía sola en un apartamento y era una cosa rarísima. En estos años la mujer hace lo que se le da la gana y vive sola o acompañada o con un elefante. Aunque la sociedad mexicana sea tan conservadora, mucho más conservadora que, no sé, yo he vivido en Brasil… en Colombia las mujeres son muy empoderadas”.
El arte sirve para romper con ese conservadurismo: “Claro, porque te da otras posibilidades de ver el mundo, otro pensamiento y otro conocimiento de lo que somos y de lo que estamos haciendo aquí en el planeta”. Las obras de arte también se van, como ese amor, como el barco de Carmen, se va a “hacer libres a los demás con tu obra”.
“¿A dónde va nuestro amor? Si cada día en nuestro cielo hay un sol en agonía. ¿A dónde va nuestro amor? Yo me pregunto, y no me sé contestar por cobardía”. El cielo, el sol, las canciones, dicen lo que no podemos decir, tal vez por eso las cantamos, para revelar lo que nosotros mismos ocultamos.