Sin título 25/12
Manuel Felguérez
Una vida dedicada a la aventura de crear, nació en Zacatecas en 1928. Lo encontramos pintando porque “esperar lo pone nervioso”. Trabajó en decenas de empleos para vivir y llegó a pintar murales gratis. Se dedica por completo a su obra porque su amada Meche le resuelve los trámites de montar una exposición, tratar con los insoportables críticos y hacer relaciones públicas. Está obsesionado con los tonos anaranjados y azules de la Crucifixión del Giotto di Bondone. Se ganó con paciencia la libertad que hoy ostenta en su obra.
Su estudio tiene un patio poblado de cactáceas, espinas que contrastan con la calidez y suavidad de su trato. Contagia y comunica su devoción por la pintura, por el trabajo.
CARTA A UN JOVEN PINTOR
Siempre los principios son difíciles y cada quien viene de diferente sociedad y ambiente. Mi consejo es que veas arte. Si vas a hacer arte, si vas a hacer pintura, ve pintura. El arte viene del arte y viendo arte es como uno aprende. Uno se fija, uno hace reflexión. El problema en México es que llegan pocas exposiciones importantes del pasado. Aquí ves el maravilloso arte prehispánico pero no basta porque la cultura es universal. Tienes que viajar en la historia del arte, y ni modo, aunque sea como bracero si te vas a Estados Unidos tienes muchísimo que ver. Tienes que ir a Europa y ver los grandes museos y la pintura de todos los tiempos, para poder tocar un Leonardo, cuando no te vean. No pretendas, sobre todo al principio, hacer del oficio de pintar un modus vivendi porque si lo que quieres es ganar dinero hay otros caminos más fáciles. El hecho de empezar a vender te va limitando en tus posibilidades creadoras. Y te diría también que trabajes para que seas libre de hacer lo que se te pegue la gana, guste o no guste, es decir, el vender es un limitante y el pintar sin conocimiento es otro limitante. Conoce, estudia y sé libre en tu quehacer y gánate la vida con lo que puedas.
EL FATALISMO DE LA VOCACIÓN
Termine mi preparatoria, teóricamente iba a ser médico y fui a París después del año 1947, después de la guerra. No tenía dinero para ir a un restaurant y lo único gratis eran los museos, las catedrales y los palacios. Para mí entrar a Notre Dame la primera vez no fue una emoción religiosa, fue estética. Ver la altura, los vitrales, sentí una emoción tremenda. ¿Ante qué? Ante el fenómeno estético, ante el arte, ante la creación. Luego la Capilla Sixtina y ver a Miguel Ángel en grandote. Vas al Louvre y ves la Mona Lisa. Todo eso cuando eres joven, te digo, 19 y 20 años, todo eso me impresionó profundamente y de esa impresión el último día en Europa dije “yo me voy a dedicar al arte”. Fue una conversión, como que me cayó un rayo. Sin pensar eso de que voy a triunfar y que voy a hacer dinero, nada. Es el arte por el arte, el arte purismo tan criticado. Me gusta el arte por hacer arte y ya.
VAN GOGH: “TENGO LA PACIENCIA DE UN BUEY”
Yo digo que hay que tener mucha concha para aguantar. Pero cuando el producir arte te gusta, y te gusta lo que haces, llegas a sentir un placer estético por entrar en el mundo del arte. Entonces no importa el público, ni si gustas, ni si vendes, o si expones, no importa nada más que tú estás en una lucha contra ti mismo porque el cuadro ya te salió o no te salió. Esa lucha consigo mismo es tan encarnizada y tan absorbente que no importa el mundo, ni las consecuencias de lo que estás haciendo.
ARTE Y CREACIÓN ORIGINAL
El arte, cuando es arte, responde a dos factores: uno que es diacrónico, que está de acuerdo con su tiempo. No puedes pintar como los griegos, ni puedes pintar como Leonardo. Tienes que pintar en tu tiempo, tu pintura tiene que ser diferente, porque es creación, es siempre diferente a todo lo que se ha hecho en la historia del arte, lo tuyo es otra cosa, y esa cosa debe tener tanto impacto con el público como ha tenido el arte del pasado. El segundo punto es que es dialéctico, es decir, lo que tú vas pronunciando se produce dentro de una sociedad y está en relación con ella y hay un diálogo constante entre arte y sociedad, entre el creador y el público. En esta relación entran las exposiciones, y esa parte es la que es más latosa, digo una exposición ¡que lata!, hay que dejar de pintar, tienes que preocuparte y hacerte el simpático.
LA LIBERTAD Y EL MILENIO VISTO POR EL ARTE
La necedad y, sobre todo, la libertad con la que he pintado siempre. Mi lucha por ser absolutamente libre en el momento que trabajo, que no importa nadie ni nada.
Sin titulo 25/12
El color tiene sentido emocional en la narración que hacemos de la realidad, nos lleva a estados de contemplación. En la construcción de las abstracciones de la pintura de Manuel Felguérez participan las transparencias del color, la distribución de las formas y estructuras opacas que crean un equilibrio que nos remite a las entrañas de la pintura, a fragmentos de muros pompeyanos, de las capas de los frescos renacentistas. Felguérez tiene una relación intuitiva con el color, lo deja hablar, entiende su lenguaje, lo escucha y hace que surja como la prosa de un poema. Sus atmosferas pictóricas son temperamentales, impregnan al espectador, y evolucionan ante sus ojos con el mismo ritmo de sus emociones.
Óleo sobre tela
73 x 116 x 3.7 cm
2012