Sergio Garval

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Sergio  Garval

Nació en Guadalajara, Jalisco en 1968. Discípulo de Luis Nishizawa y egresado de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara y del School of Visual Arts de Nueva York. Dibuja, hace grabado, pintura y escultura. Fue un niño tímido, el papel y el lápiz le servían para recrear mundos muy personales y expresarse a través del color y del dibujo. Es un espíritu nocturno, en contraste con su obra fatalista, tiene un gusto hedonista por la vida, disfruta trabajar escuchando música y “da pasitos” mientras pinta.

Quote En mi caso, yo creo que el arte fue una epifanía

 En una de las salas de su exposición de grabados del Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara nos habla de la esencia del arte, mientras observan, en las paredes dementes, minotauros y hordas furiosas.

EXILIARSE DE UN ESTADO CONFORTABLE

Llegué a los 35 años, aproximadamente, y empecé a hacer una revisión de mi trabajo y vi que no estaba complacido con él. No me sentía satisfecho, por un lado, y por otro empiezo a observar los trabajos de las galerías y los museos, y me cuestioné que muchos de los colegas tienen gran oficio sobre el manejo técnico, el lenguaje, todo este tipo de cosas, pero se conforman con mostrar. ¿A qué voy con esto? La pregunta que yo me hacía es si estos amigos, y yo me incluyo también, si realmente estábamos haciendo, dentro de nuestras capacidades, el mayor esfuerzo para presentar la mejor obra que pudiéramos hacer. La mayoría de las veces estamos en la inercia del mercado, en un punto de confort, en donde tú ya tienes un oficio que cumple, que llena los requisitos para tener un buen cuadro, pero no cruzas la línea, haciendo la comparación, con estas grandes obras que vemos en los museos.

LA BÚSQUEDA DE LA TRASCENDENCIA

Es existencial cómo tomas tu creación. Empecé a ver coincidencias de ciertos artistas a través de la historia del arte. Muchos de ellos tenían obras de todo tipo, menores, obras del día, pero de repente se dejaban un espacio para crear obras deslumbrantes para ellos. Que el artista dijera: “esta obra es para mí”, entonces, con esa mira, obviamente, crean bajo los más altos estándares de capacidad, de espiritualidad, de ambición. Por ejemplo: el Guernica, para que Picasso llegara a ese cuadro tuvo que hacer muchos estudios. Están Las Meninas (Velázquez), está La Ronda Nocturna (Rembrandt). Los cuadros referentes a las guerras napoleónicas de Goya (Los Fusilamientos). Tienen ciertos espíritus de coincidencias, de altos vuelos, con mucha hambre, y bueno, dije: ¿por qué no me permito empezar a trabajar en ciertas obras que me exijan lo que se exigieron ellos, y que realmente prueben mi capacidad? Sin importar el desgaste y no entrar en ese espacio de confort, no regatear, bajo ninguna índole, a la calidad, ya sea por tiempo, estudios o lo que se necesite para hacer una obra que aspire a trascender. En ese momento empiezo a trabajar mi obra con otro espíritu, con otra mentalidad, y obviamente fue difícil. En mi caso, yo creo que el arte fue una epifanía.

EL ARTE EXIGE TIEMPO

Tienes que complacer a los medios y al mercado. Me imagino el trabajar una obra con las características de antaño, el artista podía utilizar varios meses o un año para una pieza. En la actualidad es más difícil, todo es rápido, instantáneo. Hay que consumirlo rápido y lo difícil es congeniar ciertas propuestas que exigen que se les alimente con mucho oficio, con paciencia, con estudio, para que el resultado merezca la pena. Estoy lidiando con ese momento en el cual es más dinámico, más rápido todo, pero aquí lo importante está en la conciencia.

LA NARRATIVA DEL LIENZO COMO PRETEXTO PARA LA EMOCIÓN

Hay un inicio analítico en cuanto al soporte, a la estructura, a la construcción. Llega un punto en donde el tema se convierte en un pretexto para la expresión y para la emoción. Siempre estoy buscando un tema, éste es una necesidad de arranque. Posteriormente, algo muy importante es la expresividad, la emotividad. En ese momento el tema se convierte en un pretexto para derramarme en cuanto a emociones y sensaciones a través de la plástica y sus procesos. Ahí empieza, ahí se convierte en un obra. Haciendo una analogía es como si fuera una pieza musical.

UN OBISPO EN UN VERTEDERO DE BASURA EN EL MILENIO VISTO POR EL ARTE

 

Los obispos, los papas, los cardenales son un elemento que he estado desarrollando a través del tiempo, con diferentes versiones. Este personaje es muy enigmático, con muchas lecturas. La Iglesia es una de las instituciones que han conservado el poder y que han variado muy poco sus ritos y sus métodos desde hace mil años. Si realmente nos detuviéramos a hacer una reflexión de esos ritos diríamos que es absurdo. Es increíble que lo tomemos como algo natural y el obispo, este símbolo, es muy atractivo para hacer un desarrollo estético y conceptual del poder espiritual y el poder material.

 

Tierra Baldía (Exquisitos Pepenadores)

En la obra de Sergio Garval no existe la utopía, ni un camino optimista, su obra es para una sociedad que se destruye con sus propios vicios. Este obispo es una acusación y un juicio en el que nadie es inocente, tanto en el que tiene fe, como el que la niega, la pederastia es un delito, aunque no esté estipulada como uno de los 7 pecados. Su análisis es cruel pero es capaz de cautivarnos, de seducirnos la mirada. Nos deja presenciar largamente lo que somos y de lo que debiéramos estar avergonzados. Este fenómeno sucede porque Sergio Garval tiene una paleta pictórica abultada, rica, decidida, que nos obliga, nos ata al lienzo. Es pintura pura, es dolor puro.


Óleo sobre MDF

246.5 x 124.5 x 4.5 cm

2013

   
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