Maritza Morillas

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Maritza  Morillas

El arte es una enfermedad genética entre su familia. Nació en la Ciudad de México en 1969. Se equivocó de carrera cuando se inscribió en diseño en la Escuela Nacional de Artes Plásticas ENAP, así que estudio de oyente, en la clandestinidad, confiesa. Su obra nos confronta y es difícil de exponer y de ver para el espectador que busca visiones agradables. Martiza está consciente pero no deja de ir a esa gran morgue que es la sección de carnes de los mercados para pintar las cabezas, despojos y demás entrañas que son alimento humano.

Quote Pinto las consecuencias de una sociedad depredadora

18 de mayo de 1969, México D.F.

Universidad Nacional Autónoma de México, Escuela Nacional de Artes Plásticas.

Maritza Morillas es una artista plástica que produce sin pensar en los cánones de belleza aceptados de manera global. En contraparte a “lo bello del arte plástico”, a la sublimación de lo real, Maritza nos invita a observar la belleza en medio del ocaso y la decadencia y nos demuestra que la barbarie de una sociedad consumista como la nuestra, puede exponerse ante la mirada de un público que se encon- trará de frente con todo aquello que preferiría nunca saber; ese es el propósito de esta artista plástica que trabaja con base en el realismo directo, para crear conciencia social de lo que nos rodea. Morillas está determinada a invadir nuestra mirada y, en este caso, a crear empatía con sus recuerdos de los momentos de mayor impacto que ha experimentado.

Recientemente fue reconocida por El Milenio visto por el arte, Grupo Milenio, Milenio Diario, S.A. De C.V, con la curaduría de Avelina Lésper quien la denomina como una artista que trabaja a contracorriente.

Actualmente trabaja y produce arte objeto con técnica de esmalte vítreo, que ha utilizado para vender su obra y con el cual ha construido una empresa llamada Esmalte Morillas.

Ha sido expositora en muestras nacionales e internacionales. De manera individual ha mostrado su trabajo en el Museo Joaquín Arcadio Pagaza, Galería Medellín, Fundación Arturo Herrera Cabañas, Fundación Cultural Boing,Museo Casa León Trotsky, Galería Arto, Escuela Nacional de Artesanias deI Instituto Nacional de Bellas Artes, entre otras.

 

Su participación en muestras colectivas es variada y abarca museos,galerías e instituciones:Nosotras Creadoras Tejiendo Redes,Fundación Arturo Herrera Cabañas,Pachuca Hidalgo, Centro Cultural Helénico,Centro Cultural Ollin Yoliztli; Polvo Somos, Casa Cultura Tabasco; Transformación, Secretaría de Cultura de la Ciudad de México; Indoor Proyect, SecretNigths, Foro la Paz; Los Espectros del Corazón Instituto Cultural Helénico, Hospital General Doctor Liceaga; Octubre Negro, Fundación Sebastian; El Arte de la Canción, Museo de Arte Moderno de Toluca,Museo Regional de La Laguna, Torreón Coahuila;Respiro luego existo, Claustro de Sor Juana, CDMX; El Milenio Visto por el Arte, Museo del Carmen CDMX, Museo de Arte Moderno de Toluca; Volverse otro, Museo de la Marscara, San Luis Potosí, VI Encuentro Internacional de Mujeres en el Arte, Palacio de Bellas Artes; Miralda FoodCulturaMuseum, Centro Cultural de España; el MexCat de Barcelona, España; Segundo Encuentro Iberoamericano de Mujeres en el Arte, Casa de América, Universidad de Alcalá de Henáres, España; el Altar de Muertos Conceptual “La Cultura descansa en Paz”, por el Centenario del Nacimiento de Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, en Huelva y Sevilla, Andalucía, España; el XVIII Encuentro Iberoamericano de Mujeres en el Arte México España, Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes; Esmalte Vítreo Escencia del color, en el Banco Nacional de México; fue parte de la Selección para el 1er Premio Internacional de Esmalte Bagués-Masriera, Barcelona, España; seleccionada para el SOFA CHICAGO 2010 (International Sculpture Objects & Functional Art Fair) Chicago USA; Promethean Images, Galería Figureworks, Brooklyn, NY; On The Edge, 9th Biennial International The Enamelist Society, The Evergreen State College Art Gallery in Olympia, WA, USA; Mail Art Show, Homenage a René Magritte, en el Museo Contemporáneo de Santiago de Chile, entre otras. 


Óleo sobre tela

170 x 130 x 5 cm

2013 

   

En su taller trabaja en su obra, da clases de pintura, realiza piezas únicas de peltre pintado y horneado, un espacio pequeño y organizado para la creación, una fábrica creativa.

CONVIVIR CON LA EDUCACIÓN ARTÍSTICA

Lo que aporta la escuela de arte son las técnicas, eso es importante, y confrontarte con tus demás compañeros, ver sus trabajos es una retroalimentación y creo que es lo que realmente ayuda. Cuando estuve en la ENAP yo quería empezar a hacer una serie, y cuando entré a los talleres de pintura me impuse ese reto de hacer una serie de cuadros, no un cuadro por tema y luego otro por otro tema, veía que otros trabajan así, que eran sueltos. Desde entonces trato de hacer series.

VER PINTURA Y QUERER PINTAR

Cuando estaba chica me acuerdo que mi papá me regaló un libro de Van Gogh, entonces me gustaba su pincelada gruesa y cómo pintaba. Cuando estaba en la escuela de iniciación artística conocí la obra de Picasso y me leí varias biografías de él y me gustaba mucho su vida. Su vida personal fue un desastre, su vida dedicada al trabajo me gustaba mucho.

EL DESPOJO ANIMAL

Vivía muy cerca del Mercado de Jamaica y acompañaba a mi mamá a hacer la compra desde niña, y me impresionaban mucho los mostradores de carne. Recuerdo que las patas de pollo me quedaban a la altura de la cara, entonces yo les agarraba las uñas, y un día mi mamá me dio unas patas para que me las comiera cocidas, y entonces yo traté de comerlas, pero yo no quería, sentía que era una mano mía. Todas esas sensaciones me marcaron. Tenía que pintar algo que realmente me afecte. Siempre me han gustado los animales, y he estado en desacuerdo en todas las consecuencias de una sociedad depredadora, así que dije: “voy a pintar eso”, y me fui al Mercado de Jamaica a tomar fotos.

EL DESPOJO HUMANO

No hay salida, cada vez vamos peor, por ejemplo, todo empezó en mi obra con eso de los animales del mercado, Agonía de la Conciencia, y hacer una analogía de cadáveres humanos con animales, para tratarlos de poner en el mismo sitio y competir en un mismo espacio. Después seguí con la industria alimentaria, porque cada vez es peor y se han generado pandemias por este interés de querer producir más carne y es algo que se nos está revirtiendo porque la enfermedad de las vacas locas, que es la encefalopatía espongiforme bovina, se originó por alimentar a las vacas con borregos, cuerpos de borregos muertos y enfermos por una enfermedad llamada “scrapie”, sus restos fueron procesados para hacerlos un alimento. Eso se lo dieron a las vacas que es un animal herbívoro y se volvieron caníbales. Esas cosas me interesan mucho, me impresiona y siento impotencia por no poder hacer nada.

DEPREDADORES Y CRIMINALES

Soy totalmente realista y fatalista porque sé que eso es lo que viene, por ejemplo, la depredación del Amazonas no va a retroceder y va a ser cada vez más y más y así todos los seres vivos que nos rodean el hombre los sigue depredando y destruyendo. No es fácil pintar esto, a muchos espectadores les molesta. Me acuerdo que cuando estaba pintando un cuadro con unas cabezas de puerco en la ENAP, llegó una muchacha un poco indignada y me dijo: “¿por qué pintas eso?, ¿a dónde te vas a meter?” Y le dije: al mercado. Estas cabezas cuando tú vas al mercado tal vez sólo son carne, pero yo veo la cabeza de un cerdo decapitado simplemente sacado de contexto.

EL MILENIO Y LOS DESPOJOS DE UNA REVOLUCIÓN

Está el monumento a una revolución que no lo logró ser un símbolo, es como una derrota. Además el caballo ya tiene ahí muchísimo tiempo, ya está seco, es carroña, tiene una parte que ya ha sido devorada, es un aviso de cómo va a terminar el Milenio, es una escena final para que caiga el telón y hasta ahí llegamos. Eso es todo.

Rastros del último Milenio

El fin de una era, el anuncio del caos, está presente en cada instante, en el golpe de los hechos que no ceden, que son cada vez más irreversibles. Los restos carcomidos del cadáver de un caballo, símbolo de la guerra, el cielo incendiario, el monumento a una revolución casi olvidada, no es fatalismo, es la coherente sinceridad de lo que estamos viviendo. Maritza Morillas tiene una obra que indaga en la putrefacción social, orgánica y humana, en el despojo del devenir. No le teme al impacto visual, a la impresión del que ve su obra, al contrario, está ahí para obligarlo a ver, a asimilar que hay algo más que no es agradable o fácil.

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