Fuego del rojo
Raúl Navarro
Nació en la Ciudad de México en 1943 y pinta desde los siete años, su vida es su pintura. En su obra la composición del color está sometida al capricho de sus emociones, elige un color instintivamente, por lo que siente ante ellos y espera trasmitir al espectador esa sensación.
La sinceridad de su carácter se percibe en sus palabras y en su color de radical consistencia.
LA REALIDAD QUE CREA
La carrera en el arte mucha gente dice que es una carrera cruda y la carne cruda sangra, lo puedes ver. Creo que, cuando no hay esa disciplina, tratan de imponerlo como que una sola creación artística o que una buena obra te hace artista y ya te crees un artista. Creen que es algo fácil. ¿Fácil? Yo diría, por ejemplo, olvídate de los pintores, podemos ver el esfuerzo de una bailarina cómo le acaba los pies, imagínate a Miguel Ángel pintando la Capilla Sixtina, fue muy pesado para él. Hay algunos pintores que nacieron entre el pincel y no pasan tanto sufrimiento en su carrera. Por lo general los poetas, un pianista, concertistas, realmente sí sufren. Además, ahí en esas carreras, por ejemplo, tú nunca vas a oír un desafinado en una sinfónica. En cambio en la pintura o en las artes plásticas, o en las visuales, cualquier cosa ya tiene una validez. No me gusta meterme en el tema porque realmente yo estoy en lo mío, pero si me topo actualmente con que a mí me hacen preguntas, oye: ¿qué opinas sobre el arte contemporáneo o al que llaman arte conceptual? Mira, creo que debe de haber algunas muy buenas piezas, algunas que te dejan muy buena impresión, pero lo que predomina son muy malas ocurrencias. Es muy fácil reunirse con un grupo de amigos, hacer una instalación y pasárselo divertido con una cerveza. Yo no aprendí eso.
LA VOCACIÓN DE PINTAR
A veces digo que, aunque mi familia nunca sufrió penurias, tampoco fue una familia rica, pero no querían que fuera pintor. Me tuve que ir de mi casa, yo comía cuando había, y en muchos momentos no hubo. Sí realmente duro, vendía en la calle… pero sabes, no es nada especial. Platicando con amigos pintores, por lo menos pintores de oficio, no sé, devotos, artistas, la mayoría ha hecho algo muy parecido, nos ha costado mucho. Nunca hice otra cosa desde que me dediqué a pintar al cien por ciento, eso fue en 1978, nunca he vuelto a hacer otra cosa, ni a dar clases. Sí he ayudado a muchachos que veo con mucho talento, más o menos los oriento y luego nos vemos dentro de un año para ver qué han hecho.
NO RENDIRSE
Durante mucho tiempo trabajé en contra de la corriente, te voy a poner un ejemplo sencillo. Mandé a la Dirección de Artes Plásticas del INBA mi catálogo y fotos de mis obras, durante 30 años. Nunca me contestaron nada, nada. Y de repente empezó a haber interés, y alguien se dio cuenta, como que me descubrieron y después de ese “descubrimiento” más o menos ahora estoy en una posición donde mi trabajo está empezando a reconocerse, sobre todo en el aspecto del color, me incluyen en los coloristas mexicanos. Estoy muy contento por ese lado, pero por el otro he visto que los pintores realmente retoman la carrera como una profesión, como una responsabilidad de aportar algo. Todavía están viejitos, y siguen experimentando. No creo que ninguna carrera tomada en serio sea fácil, ninguna. ¿Por qué lo va a ser el arte?
EL ELEMENTO FUEGO EN EL MURAL DEL MILENIO
Para mí es un tema que me encantó porque el rojo pensé que sería muy indicativo del tema del Fuego y en mi obra está el color como un fin, no como un medio. El color es el todo, inclusive, yo creo que en los pintores coloristas en México está hasta el muralismo de Diego Rivera, a mí lo que me gusta es su color porque realmente la didáctica o lo que quiere decir, te lo juro, ni lo entiendo. Es que una obra de arte debe tener todos los elementos que sustentan a la plástica que son obviamente la composición, el ritmo, la armonía, la frescura. Realmente influye la primera intención, la no insistencia, un cuadro insistido se nota, al que menos le gusta es a mí y no te puedes ir para atrás. Es como una relación, insístela y la chava nunca te vuelve a hablar. Tienes que mantener una distancia con el trabajo.
El color es la indagación fundamental de la obra de Raúl Navarro, en esta pintura el Fuego es una abstracción, separa el color, la temperatura, la profundidad para saturar el lienzo. El desarrollo de la composición está en cómo el color se va expandiendo en diferentes grados, le intensidad varía, hay puntos que dirigen nuestra mirada al fondo. La inestabilidad del Fuego, sus moléculas incandescentes le permiten a Navarro experimentar en la temperatura y la luz del color, en el movimiento que genera con sus degradaciones y mezclas. La pintura abstracta no se detiene en ningún sitio del lienzo, se transporta en él, como el Fuego que se eleva en la atmósfera, sube hasta que se apaga.
Óleo y aserrín sobre tela
172.5 x 122 x 7.2 cm
2015