Ximena Subercaseaux

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Ximena  Subercaseaux

Nació en Santiago de Chile y emigró a México, como maestra ha formado generaciones de pintores en Monterrey, ahí desarrolló su pintura y estudió su propia nostalgia entre pasiones, poemas, disidencia y luchas sociales.

Quote La pintura parte de una pregunta por el mundo y por la existencia

Ximena Subercaseaux, artista visualchilena radicada en México desde el año 1993.

Nació en Santiago de Chile en 1950. Estudió en la Escuela de Arte y Diseñode la  Universidad Católica de Chile (1967-1970) especializándose en Pintura.

Paralelamente a la pintura, Ximena realiza actividades literarias,  siendo cofundadora de las revistas El Séptimo Sueño, (México, DF, 1982) y Miradas (Santiago de Chile, 1987). En 2004 se publican sus ensayos Neruda: sangre enamorada  (Revista Cátedra, Monterrey) y La muerte del arte y las bienales (Debate Cultural, Venezuela; Salon Kritik, México).

En 2005 se publica su traducción de la Poesía de Stéphane Mallarmé (Ediciones Sin Nombre / Mantis Editores, México DF), siendo reeditado en Chile por Ediciones Moneda, en 2017. Durante más de 15 años dirigió en Monterrey el Taller de Formación de Artistas  1+1+1, reconocido por su aporte al medio artístico local.

 ESTRATEGIA VISUAL/PROCESO CREATIVO

 La artista refiere sobre su proceso creativo:

 

“Mi proceso creativo parte siempre de una conexión entre el mundo que me rodea y alguna  experiencia  personal  inmediata o ciertas fijaciones de la memoria. Utilizo el poder  evocativo de las imágenes, mi pintura es ajena a la narración. Los temas que he abarcado  son amplios, van desde ciudades a episodios de la memoria o naturalezas, que yo llamo paisajes u ofrendas, pues doy a la naturaleza un carácter simbólico. Me interesa el reflejo, el brillo matérico, y toda mi pintura gira entorno a la luz. En mi pintura la luz y el color son parte de un mismo fenómeno, rechazo la estrategia del claroscuro, inclinándome por la teoría de la luz/color que desarrolló la pintura a partir del impresionismo.”


Témpera de huevo y óleo sobre lino
173.5 x 132.5 x 8.3 cm
2015

   

Nos deja una pintura de una maleta en la que guarda su Tierra. La Tierra de los artistas es su obra.

PINTURA Y CONCEPTO

La pintura parte de una pregunta por el mundo y por la existencia; o sea, la pintura no es una artesanía, no es una manualidad, ni siquiera es una técnica. Todo el arte parte de un concepto, y de conceptos abstractos, que es lo más importante. No es el pensamiento utilitario o cotidiano el que guía el arte, son las preguntas por la existencia y por el mundo. Hay pinturas que traspasan el concepto de vacío, de silencio, de soledad, de angustia, de alegría, de comunicación, de incomunicación. El arte estalla en un concepto, y en la pintura esos conceptos se tienen que traducir a un pensamiento visual. El artista traslada sus conceptos a líneas, formas, colores. Hay una anécdota muy bonita de Degas, quien una vez trató de hacer un poema. Fue donde Mallarmé y le dijo: “maestro, estuve toda la noche tratando de hacer un poema y no pude, y no sé por qué, porque tengo tantas ideas”. Mallarmé le dijo: “mi amigo, es que los poemas no se hacen con ideas, se hacen con palabras”. Entonces, hay que tener muchas ideas, pero esas ideas hay que traducirlas. En el caso de la poesía, a palabras; en el caso de la música, a sonidos; en el caso de la pintura, a líneas, a formas, desarrollar un pensamiento visual.

PINTAR ES MÁS QUE UNA IDEA

En la pintura todo se trata del cómo, más que del qué. En todo el arte, en el cine, por ejemplo, el tema no es una película, la película la hace el cómo: la realización, la fotografía, los ritmos, el movimiento. Con una idea no haces una buena película, ni escribes un buen libro, ni un buen poema, ni pintas un buen cuadro. No basta la idea; en ningún arte basta la idea, la idea es el punto de partida.

SABER VER, SABER PINTAR

Como maestra he luchado mucho contra la pintura que parte de la imagen fabricada. Hay una imagen de la belleza estereotipada que es introducida por la publicidad, por las revistas. Los pintores ya no observan la realidad. Los pintores antiguos decían: “pintar de la naturaleza”, y la gente ignorante cree que pintar de la naturaleza es pintar un árbol. Pintar de la naturaleza es pintar lo que ves, el mundo visual que te rodea, aunque sea una escoba, no tiene que ser un paisaje. Cuando ves, haces una síntesis visual. Si yo los veo a ustedes, hago mi propia síntesis visual, los veo por primera vez en la vida. Nadie te ha visto a ti con mis ojos, como te estoy viendo; hago mi síntesis. Pero si veo una foto tuya, estoy viendo una síntesis de la Cannon o de la Nikon. Entonces estoy viendo una síntesis que no ha sido hecha por mí, que no es mi mirada.

EL ELEMENTO TIERRA EN EL MURAL DEL MILENIO

En esta obra hay el viaje, lo que se deja, que en este caso está simbolizado por el paisaje, esos son los cerros de mi vida. Pinté ese cuadro, busqué el paisaje, el cerro, luego busqué maletas que me hablaran del tiempo, del pasado. En el viaje lo que se deja es lo que se lleva. En el fondo la maleta está abierta, no se cierra; o sea, el pasado queda abierto. De alguna forma somos las experiencias que hemos vivido y viajamos con ellas. El paño que hay detrás también simboliza que no todo es mostrable, no todo es exhibible, hay una cierta ocultación. Hablo como pintora: hay una parte privada del ser con el que yo quisiera morirme e irme. Hay partes del pasado. Está la sensualidad de la vida, que a mí me parece fundamental, en el zapato, en el color rojo, el amor, el espejo, el reflejo que forma parte de mi pintura: son elementos simbólicos. Quiero agregar que de México no me voy ni me iré; es imposible. México es mi hogar, México no es dejable, por múltiples razones que no vamos a hablar ahora. México me ha dado mi propia pintura, que no es poco.

 

La Tierra de los artistas es su obra, la llevan consigo, en sus manos, en su memoria. El elemento Tierra en la pintura de Ximena Subercaseaux está pintado en el paisaje que está detrás de la maleta antigua, en un viaje se lleva a su Tierra, su casa, décadas de trabajo. Estamos en un sitio y recordamos otro, la nostalgia del lugar en donde vivimos nos acompaña, como Ulises desde la partida iniciamos el regreso. Los detalles hablan de esa añoranza, un zapato, ropa en desorden, fotografías y en el  color rojo las emociones, los tallos de unas flores secas se quedan en el piso, el tránsito es efímero, no estamos de forma permanente ni en los lugares, ni en la vida, ni con las personas, nos iremos y nos deben dejar ir.

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