Gerardo Monsiváis

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Gerardo  Monsiváis

Productor visual nacido en 1974, cuya vida artística ha oscilado entre las artes visuales y la música. Cursó estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México. Inició su carrera alrededor de 1995 especializándose en Pintura y Dibujo, aunque en su trayectoria ha utilizado diversos medios de manera complementaria como video, fotografía, instalación, serigrafía y escultura.

Quote El arte no es un escape de la realidad

Su estudio es como su vida, en un cuarto sus lienzos, en otro su batería y guitarras.

EL OFICIO DE PINTAR

Puede ser un poco redundante pero creo que el oficio es dedicarse, primeramente, con mucha seriedad, con pasión, con mucha entrega porque no se puede ser un pintor a medias, o un ilustrador, o un dibujante. Hay que meterse muy, muy a fondo; hay que ver pintura, hay que practicarla bastante. Cuando es pintura se trata de crear a base de pigmentos, de manchas, de formas, de colores; crear los universos como uno está interesado en presentarlos al público y a uno mismo, porque uno mismo es quien está interesado en entender su propia existencia, quizás a través del trabajo. Como uno tampoco es absolutamente único en el mundo, habrá gente que se identifique. El público viene a ser importante pero es como la segunda parte. Uno es el que sabe lo que quiere hacer. Hay que tomarlo muy en serio como profesión pero mi forma de expresar también involucra el sentido del humor. A la vez, no me tomo tan en serio. Puedo crear de manera libre, puedo transitar entre una disciplina y otra; tampoco trato de abarcar demasiado porque aprieto poco. Creo que mis vertientes importantes son la pintura, el dibujo y la música. De alguna manera he podido llevarlas por casi veinte años.

PAISAJES SIN HUMANOS

La misma experiencia de ser muy fijado en mi entorno, cuando voy caminando, cuando voy transitando por ahí. Siempre me estoy fijando en las cosas, y las cosas que me llaman la atención tienen generalmente implícito un sentido del humor. Encuentro contradicciones, malas bromas. Me refiero por ejemplo a las cosas que se empiezan a construir y se abandonan. En mi pintura retomo las imágenes de monumentos abandonados, de casas que fueron alguna vez sueños y que quedaron truncos, que a la vez reflejan una condición social, política, ecológica. Mi intención no es tan seria, no voy con la bandera de denuncia. Sin embargo, en el momento de fijarme de una manera sincera en mi entorno, creo que las cosas se reflejan, el estatus se refleja y uno está ligadísimo a eso. No se puede ser artista y estar despegado de la realidad; el arte no puede ser un escape de la realidad. El arte remite siempre a una realidad. No hay escapatoria de la referencia de la realidad, de lo que se vive como individuo o como comunidad.

LIBERTAD Y ARTE

El arte te permite transitar. Nada te detiene o no hay juicios que te detengan para poder pasar de una cosa a otra. También pienso que uno como artista adopta una especie de personalidad múltiple, como si fuera un poco psicótico, porque a veces tengo que adoptar un carácter o un personaje serio o un personaje observador o un personaje burlón o un personaje ácido. Creo que hay que adoptar personalidades diferentes para crear. Cualquier época de la historia, cualquier movimiento, jamás niega la libertad; es una de las constantes absolutas.

EL ELEMENTO AIRE Y EL MURAL DEL MILENIO

Lo que yo pensaba al hacer esta pintura es que está el Aire si imaginamos que cada casa está vacía. No hay humanos, no hay rastro, parece abandonada, un cáncer o un virus. Queda un fragmento de Aire, quizás un poco de esperanza. Es un recordatorio de que hay algo detrás, que hay un último plano. Está el Aire del espacio y de cada casa que es como una colmena: es un cubículo, son celdas. Y también hay una ausencia de Aire en el sentido del espacio vital, de individualidad, de oportunidades, de crecer, de respiración. Quise irme por el lado contrario, mostrar la ausencia o el compromiso del Aire.

 

La civilización, la aglomeración de casas, personas, coches, ruido, nos está asfixiando. El elemento Aire de Gerardo Monsiváis es un doble juego, por un lado lo extrañamos, sentimos su ausencia por la saturación invasiva en un cerro y el contraste en ese ángulo en el que despunta el cielo. Por otro lado, si observamos podemos notar que no hay seres humanos, esa inmensa colonia de casas está abandonada, y así el Aire regresa en ese vacío. El Aire circula entre las casas deshabitadas, sopla con su silencio, es un espíritu que juega entre esa maraña de concreto. El Aire ocupa el espacio que deja la ausencia de personas, es un habitante ligero, libre, indispensable.


Acrílico sobre tela
171.5 x 121 x 4.5 cm
2015

   
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