Ivonne Kennedy

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Ivonne  Kennedy

Oaxaca, Oax. México 1971. En 1988 participó en su primera exposición colectiva en el Museo Regional de Oaxaca partiendo hacia una dinámica y prolífica trayectoria. Ha realizado exposiciones individuales en México, Estados Unidos, Alemania, Checoslovaquia, Hungría y Países Bajos y colaborado en numerosas exposiciones de grupo entre las cuales las más notables son Pintores Mexicanos Contemporáneos.

Quote Trabajé buscando esa razón en la que está implícita la perfección

 

Ivonne Kennedy nace en la ciudad de Oaxaca, comenzando sus estudios de arte a los 16 años y participando a los 18 en su primera exposición colectiva mientras era estudiante del Taller Tamayo en su ciudad en 1988, partiendo hacia una prolifera trayectoria con decenas de exposiciones colectivas e individuales que la han llevado a través de los años por diferentes territorios y foros culturales en el mundo, siendo sus últimas exhibiciones individuales en Praga, Budapest, Países Bajos, Bélgica, entre otros países y continentes.

Su obra está en las raíces de su propia honestidad y su mundo interior, sin tratar de complacer.

PINTAR EN TIERRA DE PINTORES

Tomé la decisión de pintar antes de que ocurriera este fenómeno en Oaxaca. He pintado desde hace más de 25 años y empecé tan joven que ni siquiera tenía idea de todo lo que representaba, ni sabía tampoco que estaba tomando un camino que era la pintura. Sin embargo, me fue llevando hacia allá el deseo de continuar y después me di cuenta de que estaban empezando cosas importantes, que ya habían pasado desde más atrás con la historia de la pintura en Oaxaca y esto me entusiasmó para continuar. La situación es difícil, continuar pintando en este momento, cuando no hay un parámetro para decir qué es el arte. Tal vez fue por eso que incursioné en la cerámica porque pesa estar tratando de sostener un trabajo en el arte, hay demasiado que ver y demasiado que ya se ha visto. Actualmente vemos muchas más imágenes en un día de lo que un hombre de la Edad Media veía en toda su vida.

TÉCNICA

Debajo hay capas y capas de pintura. Al final hay una capa más uniforme y vino todo un trabajo esgrafiado. Ahí tuvo que ver mi parte obsesiva porque un pedazo de éstos lo hago en seis horas, y entonces son muchas horas. Estamos hablando de afuera, imagínate lo de adentro. Desde que recibí la invitación he estado todos los días tras el bastidor trabajando constantemente. Entré en un estado de meditación.

LA PERSPECTIVA INFINITA

Es el juego de las perspectivas en todas sus posibilidades porque pensaba en la cuarta dimensión, algo tan difícil de poder imaginar, o sea, cómo poder ver algo desde varios ángulos al mismo tiempo o tener por lo menos esa sensación. Eso estaba presente cuando la pintura tuvo su acabado. De lejos la figura tiene la forma del huevo cósmico. No estaba planeada pero surgió y me encantó porque sucede que cuando terminas la pieza empiezas a ver que trae información que no tienes contemplada. Eso me pasó con la figura de afuera. Me gusta estar abierta a esa posibilidad y que no se confunda con que no sabes lo que haces y que al final resultó algo. Es saberlo ver, interpretar y dejar, porque podría decidir que no lo quiero y lo quito, estar abierta al trabajo que está vivo en ese momento, mientras se está realizando, sucediendo, porque puede que no lo veas, pues a veces tapamos cosas que pueden funcionar.

EL ELEMENTO ÉTER Y EL MURAL DEL MILENIO

 

El Éter es el más misterioso de los elementos. Me llevó a investigarlo y ése era mi interés. Encontré información fascinante conectada con lo que estoy haciendo. Fue un elemento del que se negó su existencia. Científicamente no se ha comprobado que no exista, más bien no se ha comprobado su existencia. Eso hizo que saliera de la conciencia colectiva. Siempre se habla de cuatro elementos y con el Éter entramos a la quinta esencia y a entender esa palabra: quinta por el quinto elemento y la esencia porque es el elemento madre, de donde surgen los otros elementos. Ahí me lleva esto que vengo estudiando: nuestra realidad en un sentido profundo, una realidad de opuestos, de los polos, masculino, femenino. Elegí la recta por la cuestión de lo masculino. El círculo, símbolo del Éter, también es la perfección, el todo. Donde encontré más significados fue en la idea de que el Éter es una red que puede ser posible en todos los puntos; entonces nunca habría error. Trabajé con el trazo arbitrario, buscando esa razón en la que está implícita la perfección, o sea, aquí no hay error. Fue muy libre al principio. Después, a la hora de unir las líneas, empezaron a salir triángulos que me hicieron mucho sentido por esta trinidad de la que alquímicamente se habla, de cómo empieza a formarse todo. Uno se vuelve dos, de dos se hacen tres; es lo que vemos en las interpretaciones religiosas. Entonces decidí conservar el triángulo y la unión de todos los triángulos con una intención más intrínseca, concentrada, y esta parte del lienzo es una expansión de lo mismo, de toda esta información.

 

Que no podemos ver algo no significa que no exista, las partículas de las que estamos formados, el fenómeno de la inteligencia, son invisibles. El elemento Éter de Ivonne Kennedy da visibilidad a eso que nos circunda y que no vemos, lo construye con prismas de colores y capas transparentes. En la composición está el huevo cósmico que en la alquimia contendría la materia prima o el alma del Universo, en un centro más concentrado ubica la cristalización de ese Universo. La infinitud del elemento Éter es un todo que nos contiene, Ivonne Kennedy le da presencia pictórica con formas milimétricas, con una metáfora de su propia materia.


Óleo sobre lino
171 x 121.4 x 7.3 cm
2015

   
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