
El crucifijo de piedra
Pedro García
Nace el 5 de agosto de 1990 en la Ciudad de Monclova, Coahuila. Destaca por tu habilidad para el dibujo y la pintura. Ha sido expuesto y reconocido en museos nacionales y ha realizado murales de gran dimensión en diferentes estados de la República Mexicana. Desde su niñez empieza su gusto por la creación artística, a los 16 años de edad se muda a la ciudad de Saltillo, Coahuila, a partir de ahí aumenta su pasión por pintar, decide inscribirse en la licenciatura en diseño grafico, en donde destaca por su habilidad para el dibujo y la pintura, durante sus estudios participa en varias exposiciones organizadas por la Universidad.
La ausencia, la carencia, detonan la creatividad de los artistas, Pedro nos cuenta: “Recuerdo que pintaba, dibujaba aquello que no podía tener o no podía decir. Desde muy pequeño el dibujo fue la manera de expresarme, ese lenguaje. Fui un niño muy sensible, y eso aunado a esa capacidad para dibujar, para expresarme, fue lo que hizo que decidiera dedicarme al dibujo y a la pintura”.
“Me juró que regresaba, pero todo era mentira, porque ya su alma no era de mí”. La canción fue grabada en varias ocasiones por diferentes voces, y llevada al cine en 1956, con Rosa Elena Durgel, Fernando Casanova, Sara García y Fernando Soler, un clásico del cine nacional, dirigido por Carlos Toussaint.
Podemos huir de la realidad, transformarla, recrearla, sublimarla, y esa realidad ha sido la obsesión de Pedro: “Desde que inicié, tenía como meta hacer el dibujo de la figura humana lo más real posible. A pesar de que en ocasiones pinto expresionismo o impresionismo, el hiperrealismo me llama y lo vuelvo a hacer”. El hiperrealismo puede ser un truco o pirotecnia, el misterio es dar algo más “Es el alma. El alma puesta en una obra de arte. Me preguntan qué diferencia tiene un dibujo tan real del de una fotografía. La fotografía es procesada por una máquina, si bien hay algo creativo, la máquina lo hace. El hiperrealismo es filtrado a través del ojo y la mano. Esto le da un sentido a la obra, la hace viva, la puedes sentir”.
El crucifijo de piedra, de los hermanos Roberto y Antonio Cantoral, inspiró a Pedro, perfila todo el rostro con un juego de luz y sombra, Pedro nos explica: “En esta obra, interpreté esta canción con el retrato. En las canciones el ruido se convierte en música y tiene parte de silencio, la belleza es la combinación de silencio y sonidos. Sobre todo, en esas interpretaciones en las cuales hacían falsetes, como Miguel Ángel Aceves Mejía. Interpreté ese sonido que va agudizándose y vuelve a crecer. La oscuridad es el silencio y esos brillos son esa música, ese sonido”.
“Ella me dijo de pronto, que olvidara su cariño, que no me quería engañar”. El crucifijo llora, como si ella llorara, hay verdad, hay dolor y Pedro nos relata: “Me enfoqué en el lado de la mujer. La canción trata del hombre que sufre el rechazo de la mujer, pero la mujer es libre de tomar la decisión. La pongo de espaldas, volteando, está dando la espalda a una relación. A mí me gusta esta canción porque el hombre aprende a soltar y la mujer lo mira sin odio, sin rencor. Aquí puse unas rocas, porque el crucifijo es de piedra, simboliza algo áspero, que no es agradable. Son unos escombros de lo que fue”.
La piedra es la tumba de ese amor, ese crucifijo de piedra. Los hermanos Cantoral creaban metáforas. Pedro hace de esas metáforas una obra realista y nostálgica.
Carboncillo sobre papel
50 x 30 cm
2020
El crucifijo de piedra - Roberto y Antonio Cantoral