Muerte sin fin
Rafael Rodríguez
Estudió arquitectura y es autodidacta en su formación artística. Nació en Querétaro en 1977 y ahí radica. En el 2006 obtuvo el segundo lugar en el certamen de la National Portrait Gallery con su serie Modelos para un autorretrato. Se interesa en la realización cinematográfica. Actualmente realiza naturalezas muertas que impliquen a un ser invisible, el retrato de lo cotidiano.
MUERTE SIN FIN (fragmento)
En la red de cristal que la estrangula,
el agua toma forma,
la bebe, sí, en el módulo del vaso,
para que éste también se transfigure
con el temblor del agua estrangulada
que sigue allí, sin voz, marcando el pulso
glacial de la corriente.
Pero el vaso
—a su vez—
cede a la informe condición del agua
a fin de que —a su vez— la forma misma,
la forma en sí, que está en el duro vaso
sosteniendo el rencor de su dureza
y está en el agua de aguijada espuma
como presagio cierto de reposo,
se pueda sustraer al vaso de agua;
un instante, no más,
no más que el mínimo
perpetuo instante del quebranto,
cuando la forma en sí, la pura forma,
se abandona al designio de su muerte
y se deja arrastrar, nubes arriba,
por ese atormentado remolino
en que los seres todos se repliegan
hacia el sopor primero,
a construir el escenario de la nada.
Las estrellas entonces ennegrecen.
Han vuelto el dardo insomne
a la noche perfecta de su aljaba.
José Gorostiza
Óleo y acrílico sobre macocel
124.2 x 164.2 x 3.4 cm
2014
Su obra se adentra en los rostros que no queremos ver, o busca lo que otros no vislumbran, él decide a quién quiere retratar y lo que de ésa persona quiere mostrar.
BUSCAR EL AUTORRETRATO EN EL RETRATO
Busco en las personas una característica física que me llame la atención, y hago series muy específicas, por ejemplo, estuve trabajando con un grupo de ciegos. Las series más extensas que tengo les llamo autorretratos, incluso una serie grande que hice se llamó Modelos para un autorretrato. Más allá de ver una característica física busco una empatía con un ángulo mío. Era sorprendente que una persona que no tenía nada qué ver conmigo, que nunca había conocido, de pronto tuviera tanta empatía y tanta atracción. Poder invitarla a mi estudio y decirle “quiero hacerte un retrato” y agregarle el carácter mío a ese retrato. A final mi objetivo no es que la persona retratada se quede con esa pintura, tal vez se la queda un coleccionista. Me interesa que lleve una carga que me representa a mí dentro de este pretexto de escoger una persona para ser retratada.
MÁS ALLÁ DEL RETRATO
Es un tema inagotable y lo disfruto de verdad, veo virtudes en el retrato que ningún otro género de la pintura tiene. Todas las series las trato de hacer lo más personales que se puedan, me interesan temas como la distancia, el tiempo, el espacio, la memoria. Al poder retratar objetos como mi maceta pensando en mi mamá, pues yo me quedé sin saber qué hacer después de su muerte, se me ocurrió hacer estas naturalezas muertas. Estaba estudiando a Giorgio Morandi, porque hizo una colección grande de pinturas que me conmovieron demasiado y quería hacer estas composiciones de las medicinas, de los sartenes, ropa doblada, lo que fuera. Al final con el conjunto estoy reviviendo a alguien, con el género de la naturaleza muerta estoy hablando de una persona o de una familia, hay una historia atrás.
PINTAR O DIBUJAR EL RETRATO
Uno puede pensar que el dibujo es el inicio de la pintura o que se puede llegar a ser un dibujante y después, ya que lo domines, se puede ser un buen pintor. No sé si soy buen pintor o buen dibujante pero lo que sí sé es que yo empecé directamente con la pintura y que mis trazos de dibujo eran lo más simple para resolverlo después con la pintura. El año pasado, estuve bloqueado entre series y me puse a hacer dibujos. Entré en otra especie de neurosis, yo pienso mucho en los dibujos de Martha Pacheco, y esto me derivó en dejar ver los trazos de la pintura y el dibujo y hacer una convivencia en donde resalto ciertos puntos como las expresiones y los trazos que decido no borrar.
EL RASTRO DEL RETRATO
Hay veces que los retratos que hago son personas con las que he convivido mucho, incluso tengo modelos que les he hecho más de cuarenta retratos. Espero que cada retrato me diga una cosa distinta. No sé cuánto tiempo que me voy a dedicar a la pintura, espero que muchos años, pero algún día quiero ver un cuerpo de obra que me hable a través de los rostros de estos personajes. Ver la transición entre el primer retrato que hice y el último. Lo que me interesa, más que representar a una figura y su psicología, es pintar ese misterio que no está revelado dentro de las personas.
EL RETRATO QUE SE DESVANECE Y LA MUERTE
El poema de José Gorostiza, Muerte sin Fin, es un poema muy grande en todos los sentidos y quería irme por este tema del agua. Hice un retrato colectivo de unas personas que están reunidas en una mesa a la espera, a lo mejor, de morir, están resignados, personajes que ya tienen en su fisionomía la muerte. Quería poner un juego de sillas, alrededor de un espacio en donde está un libro, donde va a llegar la siguiente persona que va a desaparecer, es el final de un ciclo. Hay una nube o es agua o una cosa que está llevándoselos. Los personajes se están borrando, se están cancelando, se están desdibujando. Hay una línea que marca un horizonte, es lo único que diferencia el espacio, pero no sabemos si es un cuarto o es un campo. Esta puede ser una pintura más simbolista que las demás, pero justamente eso era lo que quería.