El Puente
Saskia Verger
Inició sus estudios a los 18 años en la Academia de Artes San Alejandro en Cuba y luego se matriculó en la Universidad de las Artes en Cuba. Estudió alrededor de 10 años, pintura y la conceptualización de sus obras. Radica y trabaja en México, abriendo sus intereses creativos.
La minuciosidad de su obra se resuelve en su obsesión matemática, con un lenguaje calculado y emocional.
DEFINIR EL ESTILO
El camino no fue difícil porque fue la manera de representar mi mundo interior. Desde muy pequeña me cuestionaba cómo funcionaba, por ejemplo, el sexo entre una persona y otra, o cómo funcionaba nuestro cuerpo por dentro, qué lo formaba. Esas dudas me hicieron investigar para representar mi pensamiento. Nunca fue representar por representar, o el placer de pintar por sentir los materiales, más bien disfruto estudiar para cada pieza y que sea tan complicada como mi mundo interior: las células que forman nuestro cuerpo, y lo que nos integra con todo el Universo, tratando de representar lo interno, que a la vez es lo externo que estamos viendo, y organizarlo en cada pieza que hacía.
EMOCIÓN Y CONCEPTUALIZACIÓN
Cuando buscamos información de dónde salen nuestros sentimientos, es un análisis de cada órgano. Es así, es frío, tiene un orden capaz de proporcionarnos emociones. Creo que cada pintura desborda emoción ante el descubrimiento de lo que hay dentro de nosotros o lo que nos rodea. Estamos formados por cinco sentidos, y son los que hacen que sintamos el mundo en que vivimos, tengamos la sensación de lo terrenal. Hay demasiada emoción entre el descubrimiento de los números y la manera en que los represento. Te obsesionas porque ves el mundo en números, todo quieres analizarlo por un orden que, por ejemplo, ahorita mismo estoy mirando la puerta y es un puro rectángulo que tiene un orden numerológico, una suma.
EL ARTE DEL VINO, EL ARTE DE LOS NÚMEROS
Busqué información matemática sobre la uva, el orden que hay para crear una botella de vino, para representarla gráficamente en círculos porque me gusta utilizar los círculos en mis trabajos, es la manera de representar el mundo. Al elaborar una botella de vino se necesitan 200 uvas, porque se necesitan cuatro racimos de uvas, cada uno contiene aproximadamente 50 uvas. Hice un orden matemático: del resultado de las sumas de las uvas que aparentemente son uvas, pero cada círculo tiene un orden, porque está organizado por árboles de la vida, entonces cuando se suma cada árbol de la vida con racimos que ilustré de forma dorada, que tiene el número 21, se suman 55 números; si a 55 le restamos la cantidad de árboles de la vida que hay, me da el número cinco. Entonces 50 es la cantidad de uvas que necesita cada racimo para hacer una botella de vino.También está inspirado en el cuadro de Tiziano que realizó en homenaje y para describir las fiestas en la Isla de Andros, utilicé La Bacanal porque es la conexión entre el hombre y el dios Baco. Las figuraciones pequeñitas son las que utilizo como la unión del ser humano que crea luz y se vuelve algo divino. Es mi bacanal sobre La Bacanal de Tiziano. Los colores que utilicé es una combinación muy elegante, para el festín del vino, para los dioses. La combinación del azul y el rojo hace que logremos el color del vino, el violeta, el morado. Fui jugando con las combinaciones de azul, rojo y el color del vino, y el dorado por lo sagrado de Dios.
Acrílico, óleo y hoja de oro sobre tela
120×170 cm
2018